El robo y el acaparamiento de tierras (landgrabbing) se ha convertido en un fenómeno global de apropiación de grandes extensiones de tierras agrícolas por empresas transnacionales que convierten la agricultura en una megaindustria.
Desde Argentina, se propone resistencia a esta gigantesca entrega de tierras para el agronegocio industrial y movilizar la productividad y la creatividad propia para contrarrestar esta amenaza.
El intento de entregar 320.000 hectáreas de tierras bajo riego al control de una corporación China, la Beidahuang State Farms Business Trade Group CO, LTD, pone en peligro la Soberanía Alimentaria argentina y tiene consecuencias sociales, ambientales y políticas incalculables y a largo plazo. China tiene intereses similares consolidados en otros países como Brasil y Colombia y casos similares de robo y acaparamiento de tierras se están dando en muchos lugares de Latinamérica, Asia y Africa.
Por eso, pensamos que este no es un simple hecho aislado que ocurre "en el Sur global, en algún lado", y no afecta solamente a comunidades locales, sino que se trata de la imposición de un modelo global de producción alimentaria industrial a gran escala y una entrega más de los recursos y la productividad de la población a las empresas transnacionales para el enriquecimiento de unos pocos y el empobrecimiento de la mayoría.
La mega-industrialización de la agricultura está acabando con la producción de alimentos de un modo sano y natural.
En Argentina, los gobiernos provinciales y especialmente el nacional, impulsan un modelo puramente extractivo, a escala jamás vista, que destruye mucho más que el ambiente y genera éxodo rural. (Cualquier similitud con lo que pasa en Uruguay, no es pura coincidencia)
Por su parte, la población organizada en asambleas de vecinos, organizaciones sociales y políticas, campesinos, educadores, estudiantes, sindicatos y la base de los partidos tradicionales se oponen firmemente a esta irracionalidad.
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